Cuestiones y preguntas del Comité CEDAW al Estado Peruano
El día de ayer me informaron que un estudiante de mi Facultad había comentado esto en una foto donde yo aparecía.
Las administradoras de la página decidieron eliminar el comentario porque consideraron que la forma de expresarse había sido ofensiva. Ver la imagen me produjo muchas emociones y me motivo a dedicarle esto a todos los machirrines troll con cariño.
Son pocas las palabras que pueden ofender a una feminista anticapitalista y lamentablemente -para ellos- GORDA y PUTA no están entre ellas.
“Las putas no parimos la mierda que gobierna” es la frase que intenté que se lea en el polo, no se me da muy bien el tema de las artes así que no salió como esperaba. Me cuesta un poco deducir qué es lo que más le molestó de la foto a dicho sujeto, no sé si es la forma de mi cuerpo, la palabra puta o que diga que el gobierno es una mierda. Esto último es imposible de negar aunque existan personas -contadas con los dedos- rescatables.
“Puta” no debe ser insulto. No tiene porqué serlo si nosotrxs no lo permitimos, es por eso que desde ese día firmo como unx. Más allá de mi posición frente a la prostitución, todxs sabemos que cuando te dicen “puta” no se refieren a la prestación de servicios sexuales. Cuando te dicen puta se refieren a tu forma de comportarte, a la alegría y desenvoltura con la que actúas, al número de acompañantes sexuales que has tenido, a la facilidad con la que te enamoras –y desenamoras-, a lo mucho que te puede gustar salir por la noche, a que priorices tu vida profesional a la maternidad, a la cantidad de relaciones que has tenido en tu vida y a todo aquello que escape de lo que considera un compartimento “aceptable”. Te dicen “puta” para descalificarte, y avergonzarte, para invalidar tu opinión y oprimirte haciendo uso de un discurso moral e hipócrita que destruye vidas.
Les comparto un manifiesto – que suscribo totalmente – de La marcha de las Putas de Ecuador sobre el tema.
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Desde hace no mucho, reconozco a la gordofobia como lo que es, una de las más crueles expresiones de la alianza criminal del capitalismo y el patriarcado. El régimen heterosexual establece las identidades socialmente aceptadas, todas binarias, una en detrimento de la otra. Estas identidades aceptadas incluyen una serie de requisitos: ser bellas y adineradas -para mantener la lógica del consumo- simpáticas, y DELGADAS –mientras más mejor-, eternamente jóvenes y heterosexuales – es decir ser y comportarse “adecuadamente” en los roles estereotipados asignados por género.
La gordofobia es un sistema mediante el cual nos convertimos en policías de nuestros propios cuerpos. Se construye la idea que ser gordx es lo peor que te puede haber pasado en la vida. El capitalismo construye sus consumidores a partir de inseguridad, a partir de necesidades inventadas, entonces le sirve mucho que nos sintamos vulnerables, que no somos bellas, que se necesita algo más para estar completxs, que siempre se puede estar más delgada. Como dice La Sarita “Un pueblo deprimido es fácil de dominar, pues el negocio está en vender felicidad”
Este sistema es legitimado por un discurso médico. Este recurso para perpetuar la opresión no es nuevo, ya hemos visto como se ha patologizado la homosexualidad, y la transexualidad –también como se despatologizado- por lo que este discurso se puede y se debe vencer. Un discurso de la forma “me incomoda tu voluptuosidad” desde la “salud” se vuelve un “te haces daño a ti mismx” ya no es un “no encajas en esta sociedad de cuerpos perfectos” es un “te lo digo por tu salud”, envistiéndose en un falso discurso de superioridad y -lo más grave- de violencia.
La salud es un estado de bienestar integral. Salud es vivir una vida sin opresiones ni violencia –psicológica y/o simbólica-. La gordofobia por lo tanto afecta nuestra salud también, en tanto que afecta nuestras emociones y mella nuestra autoestima. La gordofobia incluye un odio al cuerpo desobediente e indisciplinado, al cuerpo no apto para el heteronormativo consumo por eso se lo desprecia y se lo humilla.
Les dejo este corto que profundiza un poco más sobre el tema, pero ADVERTENCIA si no estás acostumbradx a ver cuerpxs gordxs desnudxs y quizá hiera tu susceptibilidad y si es así justo por eso deberías verlo para expandir tus horizontes.
Por último, desde hace mucho me asumí como GORDA y PUTA. Así que seguiré escribiendo en mi cuerpo y en mi ropa lo que me salga de los ovarios. Seguiré poniéndome leggins, pantys, y lo que me dé la gana. Seguiré andando semidesnuda por la Facultad (tu espacio de confort) y no lamentaré que te incomodes, por el contrario disfruto –y disfrutaré- cada mirada de censura.
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