Víctimas de esterilizaciones forzadas aún esperan justicia

Documental recoge historias de miles de mujeres sometidas a ilegal práctica en régimen fujimorista.

Mientras la Justicia parece dormida frente a los casos de esterilizaciones forzadas durante el régimen del ex presidente Alberto Fujimori, las víctimas no solo esperan justicia sino buscan que la sociedad peruana conozca su historia porque, como lo señala la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), «un país que olvida su historia está condenado a repetirla».

A 7 km de Piura se encuentra el caserío de La Legua, en Catacaos, lugar donde personal de salud convenció –luego de mucha insistencia– a Celia Ramos (34) para que se someta a una ligadura de trompas en la posta médica, la que acabó con su vida luego de largas semanas, recuerda su hermana Rosa Ramos. «Le dijo a mi mamá ‘regreso en dos horas’, pero nunca más volvió. Fue muy duro para sus hijas», añade. Su hermano Alfonso asegura que no se cansarán de luchar. Celia es una de las casi 300
mil mujeres y 22 mil varones que fueron parte del plan de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria promovido como el método de planificación familiar por excelencia durante el régimen fujimorista, del cual se desconoce hasta la actualidad cuántos de estos hombres y mujeres fueron esterilizados a la fuerza, con engaños y violencia para cumplir ‘la cuota’ que demandaba el régimen. El Ministerio de la Mujer cuenta con 2.074 casos de mujeres que han denunciado haber sido esterilizadas en contra de su voluntad, que casi en su totalidad fueron archivados por el Ministerio Público.

El caso de Celia es el punto de partida del documental «Cicatrices del engaño: el drama de las esterilizaciones forzadas en el Perú».

La directora de la producción Magaly Zevallos asegura que, además de este caso, les impresionó lo que les sucedió a las mujeres del distrito de Independencia, en Cajamarca, donde no solo habían sido golpeados por el terrorismo sino también por la aplicación de esta política de salud.

María Jesús Quispi, Celia Palacios, Concepción Bellido, Georgina Sivilora y Gregorio Pérez son algunos de los casos en ese lugar donde la historia es similar: enfermeras de postas les dijeron que por tener varios hijos iban a ser multadas, por eso debían pasar por el procedimiento quirúrgico.

En el caso de Gregorio, él se hizo la vasectomía para evitar que su esposa sea esterilizada, pero lo operaron mal y hoy sufre las consecuencias.
Victoria Vigo, otra de las víctimas, asegura que tampoco detendrá su lucha en busca de justicia porque han pasado 18 años, pero el dolor sigue latente. Vigo fue internada en Piura con un bebé de casi siete meses en su vientre. La sometieron a una cesárea y le ligaron las trompas sin su consentimiento. Su hijo no resistió, y ella se enteró de forma casual que no podría ser madre nunca más. «Mi ligadura de trompas no figuraba en la historia médica, me tuve que hacer un examen externo, yo hice todo porque quería más hijos, pero era irreversible», afirma. Aunque el 2001 ganó el juicio, solo el doctor fue sancionado con pagar 2500 dólares que fueron entregados en partes.
Como ella, son miles que esperan por reparaciones, precisa Zevallos. Por ello, explica que en el documental incidieron en el gran pendiente: las reparaciones y reconciliación para estas víctimas.

En el marco del XXIII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe se presentó el documental “Cicatrices del engaño”, que busca visibilizar las historias de las mujeres que fueron esterilizadas de manera forzada. Fue dirigido por Magaly Zevallos y producido por Hiperactiva Comunicaciones, con el apoyo de DEMUS y CMP «Flora Tristán». Será exhibido el 26 de noviembre en la PUCP, el jueves 27 en la universidad Jaime Bausate y Meza, y en diciembre en Independencia (Cajamarca).

Fuente: La República



Compártelo: